Para comprender el concepto de «artralgia» es importante desglosar el origen del término. Deriva del griego, donde «arthro» significa articulación y «algia» refiere a dolor. Entonces, se traduce como un dolor presente en las articulaciones.

Estas conexiones cruciales entre dos segmentos óseos no solo facilitan la movilidad y elasticidad del cuerpo humano, sino que también posibilitan una variedad de funciones físicas esenciales. Por lo tanto, la presencia de dolor articular puede ser indicativa de problemas graves, alterando significativamente nuestras funciones fisiológicas diarias.
 

¿Por qué ocurre el dolor articular o artralgia?

 
La artralgia, también conocida dolor articular, puede originarse debido a una amplia variedad de factores. Entre los más comunes encontramos traumatismos físicos, infecciones virales como el sarampión o la hepatitis, así como enfermedades degenerativas tales como la osteoartritis y la artrosis.

Además, trastornos del sistema inmunológico, la obesidad, y condiciones específicas como la tendinitis o la bursitis pueden desencadenar este tipo de dolor. Factores externos como cambios bruscos de temperatura o sobreesfuerzos físicos también están en la lista de posibles causantes.

 

¿Cómo se manifiesta?

 
La artralgia se manifiesta principalmente a través de dolor en la zona afectada. Sin embargo, no solo se limita a esto, ya que también puede presentarse con inflamación, rigidez articular, enrojecimiento de la piel circundante e incluso síntomas sistémicos como fiebre y escalofríos, particularmente si hay una infección involucrada.
 

¿Qué enfermedades puede presentar?

 
A menudo, la artralgia se presenta como un síntoma señal de una patología subyacente más grave, como puede ser la degeneración articular que se ve en casos de artrosis, o en la inflamación crónica de las articulaciones, típica de la artritis reumatoide.

Pero no solo se limita a problemas articulares; también puede ser un signo de condiciones no directamente relacionadas con las articulaciones, como radiculopatías, osteomielitis, o vasculopatías. Por ello, es crucial estar atentos a la aparición de este síntoma para poder brindar un tratamiento adecuado a la raíz del problema.

En conclusión, la artralgia o dolor articular es un síntoma que no debe ser tomado a la ligera. Es recomendable consultar a un especialista ante la presencia de estos síntomas para evitar complicaciones mayores y mantener nuestras articulaciones saludables.